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Entrevista a José Zoilo Hernández (La Frontera de Piedra, Premio NARRATIVAS HISTORICAS EDHASA 2023)

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¡Buenos días, amigos! Lo prometido es deuda. Hoy es traemos la entrevista a JOSÉ ZOILO HERNÁNDEZ, autor de LA FRONTERA DE PIEDRA (Premio NARRATIVAS HISTÓRICAS EDHASA 2023), con todas aquellas preguntas que los lectores han formulado a través de las Redes Sociales de nuestra editorial.

¡Esperemos que la disfrutéis!

1. ¿Cuál sería, de entre los períodos de la historia en los que ha escrito sus obras, el momento más oscuro, deprimente o distópico que se puede recordar?

Como me gustan los períodos conflictivos, de grandes transiciones, es una pregunta muy difícil de responder. Pero, si tuviera que decidirme sólo por uno lo haría por la Hispania tardorromana a la llegada de suevos, vándalos y alanos.

Lógicamente no hay que tomarlo al pie de la letra, pero Hydacio, obispo de la ciudad de Aquae Flaviae en esa época, llegó a decir lo siguiente sobre aquella Hispania:

“Desparramándose furiosos los bárbaros por las Hispanias, y recrudeciéndose al igual el azote de la peste, el tiránico exactor roba y el soldado saquea las riquezas y los mantenimientos guardados en las ciudades; reina un hambre tan espantosa que obligado por ella, el género humano devora carne humana, y hasta las madres matan a sus hijos y cuecen sus cuerpos, para alimentarse con ellos. Las fieras, aficionadas a los cadáveres de los muertos por la espada, por el hambre y por la peste, destrozan hasta a los hombres más fuertes, y cebándose en sus miembros se encarnizan cada vez más para destrucción del género humano. De esta suerte, exacerbadas en todo el orbe las cuatro plagas: el hierro, el hambre, la peste y las fieras, cúmplense las predicciones que hizo el Señor por boca de sus Profetas”.

Hydacio creía estar ante el apocalipsis profetizado, y, desde luego, no podía ser para tanto, pero sí es cierto que hay que ponerse en la piel de esos hispanorromanos que, tras casi cuatro siglos de convivencia pacífica bajo la égida de Roma, descubren, atónitos, cómo tribus bárbaras arrasan sus pueblos y ciudades, sin que el orden establecido, que los había protegido hasta entonces, pueda hacer nada. El principio del fin, la desaparición del poder de Roma en la península, y el instante en el que queda patente que cada cuál debe hacer lo que pueda por salvarse, sin esperar auxilio alguno desde el exterior.

2. ¿Cuál fue, en su opinión, la principal causa de la derrota en Adrianópolis? ¿Pudo influir más la política del imperio que la situación militar?

Desde mi punto de vista hubo dos tipos de errores. Uno político, sin duda, en los dos años previos a la batalla, y otros militares, durante la propia batalla y en los días previos a aquella.

Respecto al primero, siendo interesante la oferta hecha por el emperador Valente a los godos tervingios, que incluía tierras para éstos en las provincias y su conversión en pueblo federado de Roma a cambio de que sus hombres lucharan bajo las enseñas imperiales, lo cierto es que fue ejecutada de la peor manera posible. Sin el emperador cerca, el gobernador encargado del asentamiento godo, Lupicino, humilló una y otra vez a quienes el emperador había puesto a su cargo. Los privó de todo cuanto tenían; incluso, intentó arrebatarles la dignidad. Sólo en ese instante, algunos de los caudillos godos llamaron a los suyos a rebelarse, lo que se convirtió en la antesala de la terrible jornada de Adrianópolis.

Militarmente, Valente cometió también varios errores. De cálculo y de estrategia, pero ambos se pueden resumir en un exceso de confianza por su parte. Se dice que el augusto, que había traído consigo desde Asia a las mejores unidades de su ejército de campaña, había sido informado de que Fritigerno y los suyos tan sólo podían oponerle unos 10.000 hombres. Él, con un ejército al menos tres veces más numeroso, se vio muy superior a sus enemigos. De esa manera, decidió no esperar a la llegada de su sobrino Graciano, augusto de la mitad occidental del imperio, que acudía en su ayuda con su ejército, y lanzarse directo a la batalla sólo con los suyos. Además, sobre el terreno cometió un error táctico, pues ese fatídico día 9 de agosto obligó a sus hombres a acometer una larga marcha desde la ciudad de Adrianópolis hasta la colina donde se habían fortificado los godos y sus aliados. Avanzaron bajo un sol de justicia y, sin descanso alguno, Valente los obligó a entrar en batalla.

3. ¿Qué novela te habría gustado escribir?

Buena pregunta… Creo que mis dos novelas favoritas han sido Aníbal, de Gisbert Haefs, y El rey del invierno, de Bernard Cornwell. Me hubiera encantado escribir cualquiera de las dos, aunque creo que aún más la primera, porque, desde mi punto de vista, la gran cantidad de información de la época existente hace que afrontar la ficción sea incluso más difícil.

4. De todas las novelas que has escrito, ¿cuál te ha costado más documentar?

Sin ninguna duda, El nombre de Dios. Porque en este período, al tratarse de la llegada de bereberes y árabes a la península, comenzamos a tener una gran cantidad de fuentes diferentes (y opuestas) sobre los hechos. Aunque tratándose de crónicas posteriores en su mayor parte, tanto las asturianas (cristianas) como las musulmanas, lo cierto es que podríamos decir que comienza un período de frenética propaganda por cada una de las partes. Propagandas enfrentadas, claro: interpretaciones diferentes para hechos similares, cada una afín a su propios intereses políticos y/o religiosos.

Por este motivo, desde el primer momento me di cuenta de que debía elegir muy bien qué fuente seguir, a veces, amparándome únicamente en qué me interesaba más desde el punto de vista de la ficción que yo tenía en mi cabeza, y en otras ocasiones tratando de extraer de cada fuente la información más objetiva posible para tratar de dar vida al escenario en el que se desarrollaría la acción.

5. ¿Qué supone escribir sobre una época donde hay que rebuscar mucho la información?

La verdad es que lo disfrutas bastante. Es un reto y, de esa manera, cuando consigues encontrar lo que necesitabas la alegría es doble. Completar el puzle que te ofrece las claves para dar por cerrada de la documentación es uno de los momentos más satisfactorios de todo el proceso de escritura. Aunque siempre digo que, desde mi punto de vista, para afrontar la ficción, lo mejor es encontrar un equilibrio, una época sobre la que haya cierta información contemporánea, pero que a la vez cuente con lagunas para las que sea imposible acceder a crónica o evidencia arqueológica alguna, que puedan rellenarse con la imaginación.

6. ¿Qué opinas de los cursos de escritura? ¿Y de los libros sobre “aprender a escribir”, tienes alguno como referencia, puedes recomendarme uno?

Pues debo confesar que, en su momento, cuando decidí comenzar a escribir, nunca accedí a ningún curso de escritura. Recuerdo que después de escribir la trilogía, mi hermana me regaló un vale para un curso titulado “escribe tu novela histórica” (o algo así). Lo cierto es que fui el único inscrito, así que nunca se llevó a cabo, y yo me quedé sin curso, pero no sin novelas, claro. Después ya no lo volví a intentar, sino que seguí escribiendo.

Por supuesto, entiendo que hay cursos de escritura valiosísimos, impartidos por profesionales que han servido a muchos escritores a mejorar su técnica, y que lo mío no es lo habitual.

7. ¿Qué te ha hecho escribir como lo haces: un libro o un autor?

Yo diría que un autor. Desde muy joven me atrapó la novela histórica; me encantaba, pues combinaba dos de mis pasiones, la historia y la novela. Pero cuando descubrí a Bernard Cornwell (y también a otros autores anglosajones de aquella época) me di cuenta de que aquel tipo de novelas eran las que realmente me llenaban, las que siempre querría leer. Así que escribo lo que a mí me gustaría leer.

8. Luis Zueco dice que escribe por capas, y en cada revisión añade detalles para cada capa, y cada capa es uno de sus públicos objetivo. Blas Malo dice que afronta sus proyectos como si fueran un proyecto de ingeniería, de la idea al detalle en revisiones sucesivas. Sebastián Roa tiene en cuenta la teoría de las esferas. ¿Cómo afronta José Zoilo la escritura?

En este caso, creo que mi método es más parecido al de Blas Malo: partiendo de un esqueleto inicial al que voy dando forma en las revisiones sucesivas. Aunque también debo decir que el proceso de construcción de cada una de mis novelas ha sido diferente, según lo que he sentido necesario en cada momento.

Mi método, que desde luego es muy personal, se basa en llevar a cabo la documentación sin tener en cuenta en un primer momento la ficción. Estudio, investigo, y si encuentro un hecho histórico que me parezca lo suficientemente atractivo, empiezo a pergeñar la ficción que unirá los diferentes hitos históricos que me han interesado. A partir de ese momento establezco el esquema inicial de la novela, en el que sitúo los grandes hitos que tocará y los personajes principales que tomarán parte en ella, aunque siempre dejo cierta flexibilidad a la hora de afrontar la narración entre un hito y otro. Incluso algún personaje que no tenido en cuenta en un primer momento puede aparecer durante el proceso, o algún secundario ganar protagonismo inesperado si la historia lo pide.

9. ¿Te anima este último premio a dedicarte en exclusiva a la literatura, o esa decisión aún da vértigo?

La verdad es que este premio ha sido todo un espaldarazo, además de un honor. Tan sólo han transcurrido cuatro años desde la publicación de mi primera novela, aunque han sido muy intensos, con otras cinco novelas más, y otros tantos premios. Un sueño, desde luego, en el que ni siquiera había llegado a pensar el día en el que decidí comenzar la que sería mi primera novela. Pero todo ha sido muy rápido, y de momento quiero seguir disfrutando como hasta ahora de la escritura, y también de mi trabajo.

10. ¿Eres un escritor de época, o un escritor de historias? Esto es, ¿estás abierto a cualquier buena idea sobre cualquier época, o estás enamorado de épocas históricas concretas?

Visto así, creo que soy un escritor de época. Una época muy amplia, eso sí, aunque siempre circunscrita a nuestro continente, a Europa. Me encantan períodos tan diversos como la Edad del Bronce, el mundo Mediterráneo desde la aparición de los grandes navegantes fenicios, la Grecia Clásica, Roma, cómo no; pero también los siglos posteriores en los que se establecen los reinos germánicos hasta situarnos, aproximadamente, en las primeras décadas de la Baja Edad Media. Sé que se trata de un período amplísimo, pero, aunque unos más que otros, en general, me parecen momentos apasionantes. No sé si escribiré de cada uno de ellos, porque ahora estoy más centrado en la Alta Edad media, que es mi favorita; pero quizá, más adelante, pueda intentarlo.

Por otro lado, no me veo escribiendo novelas que discurran en Europa a partir del siglo XV, ni en otros continentes en cualquier otra época, al menos, a día de hoy.

11.- ¿Y ahora qué estás escribiendo?

Tengo varias ideas en mente en las que estoy trabajando. Por un lado, este último cuarto del siglo IV me sigue atrayendo, pues existen otros hechos interesantísimos que me piden a gritos enfrascarme en una nueva novela, pero también tengo otras ideas ambientadas unos siglos más adelante que me llaman la atención.

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