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La voz y la espada, por Vic Echegoyen

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«HE SIDO CREADA PARA EL PELIGRO. Y TAMBIÉN PARA LA TERNURA»

Hoy 11 de febrero sale ya a las líbrerías la novela «La voz y la espada», de la escritora Vic Echegoyen.
Ambientada en París durante el reinado de Luis XIV, Bruselas y Madrid, «La voz y la espada» nos narra la historia de una mujer fascinante que rompió los tabúes morales y las apariencias de la sociedad de su tiempo; una mujer capaz de matar, incendiar y traicionar, pero también de sacrificarse por amor. Vic Echegoyen nos presenta un relato histórico de aventuras en el que se entrecruzan el romance, la intriga y la pasión.

¿Quién es Vic Echegoyen?
Nacida en Madrid en 1969, desciende de una familia hispano-húngara de escritores (entre ellos Sándor Márai e Imre Madách), cineastas, músicos y pintores. Estudió Periodismo, pero es lingüista, traductora e intérprete (domina 6 idiomas) en organizaciones internacionales y para la Unión Europea en Bruselas. Vive a caballo entre Viena, Bruselas y Hungría, donde está asentada desde hace 25 años. También es escritora, pintora e ilustradora. Su primera novela histórica fue «El lirio de fuego» (Ediciones B, 2016) que resultó finalista del IV Premio de Novela Fernando Lara.

¿Quién es la protagonista?
El personaje principal es Julia d’Aubigny, huérfana de madre. Crecerá junto a su padre, quien encandila y educa a la niña a la sombra de su espada. Y, junto a las tareas domésticas, las letras y el arte musical, Julia aprenderá a esgrimir esa espada.
Tanto será su pericia, que Julia será también Chiripa, niña prodigio de la esgrima; Giulio Aubini, castrato en busca y captura por rapto, incendio y profanación de tumbas; mademoiselle de Maupin, primera contralto de la historia de la ópera, travesti y bisexual, musa de compositores y poetas y amante de príncipes, monjas, generales y bandidos… Y además, será amante precoz del hombre más poderoso de la corte del Rey Sol.

¿Quién es el Rey Sol?
Luis XIV de Francia (1638-1715) fue llamado el Rey Sol. Se hizo con todo el poder que concentró en su persona, y es el prototipo de monarca absolutistas. Sin que nadie le discutiese nada, se consideró como el representante de Dios sobre la tierra, una divinidad humana.

Nació con dos dientes, lo que fue tenido por sus padres como un símbolo de poder y buen augurio.

Sólo se bañaba cuando el médico se lo indicaba y se limpiaba la cara un trozo de algodón impregnado en alcohol o en saliva humana. Tan escasa higiene convirtió su cabellera en una selva de piojos.

Le encantaba disfrazarse y hacer escenas de teatro como Apolo, Marte, el Rey Sol…

Era bajo de estatura (1,60 m) así que usaba tacones en forma de zapatos de fantasía extravagantes y adornados con piedras preciosas.

Concedía audiencias cuando estaba sentado en el retrete real, que era una enorme silla de lujosas maderas e incrustaciones de cobre dorado, un símbolo de lujo y ostentación.

Se rodeó de un buen séquito de amantes, desde las oficiales a las cocineras de palacio. La corte estaba llena de aduladores, de burócratas, de nobles en busca de favores, de intrigantes.

Y es en esta corte donde transcurre la vida aventurera de Julia d’Aubigny en esta novela La voz y la espada.

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